Resumen:
Hacia la década de los años 60 del siglo pasado, tuvieron una enorme importancia para los
estudios regionales aquellos aportes relacionados con el desarrollo las teorías geométricas realizados por geógrafos y economistas, tales como von Thunen, Losch, Christaller, Isard y muchos otros que descubrieron una “verdadera veta científica” para encarar estudios regionales, también llamados “la geografía de los modelos”. Las formas de los procedimientos de investigación teórica y práctica, el carácter básicamente inductivo del procedimiento de generalización y el énfasis cuantitativo en la investigación, satisfacían al más pintado de los “científicos”. Ironías aparte, el esfuerzo para construir niveles teóricos para la producción de conocimiento regional fue admirable como esfuerzo intelectual. Pero el resultado en cuanto a la capacidad de proporcionar instrumentos para la investigación regional se redujo a generalizaciones empíricas sobre la distribución de los componentes del espacio, sobre las distancias entre los mismos y sobre cuestiones inherentes a la fricción espacial en la circulación de bienes y personas. La problemática del estudio comprensivo de la sociedad con relación al espacio con el cual interactúa, cuya discusión para otras ciencias es eventualmente factible de ser pospuesta (nunca obviada), en el caso de los geógrafos es fundamental porque el campo de trabajo implica tener presente, con presencia activa, a la noción de totalidad. Esta explicación comprehensiva del espacio regional requiere del trabajo interdisciplinario en estrecho contacto con otras ciencias sociales (especialmente economistas y sociólogos) y con las disciplinas que tienen capacidad de producir conocimiento sintético acerca del comportamiento del medio
natural. En este sentido, es necesario construir una crítica de los aportes de algunos de los estudiosos, de vertiente neopositivista, que se ocuparon del comportamiento del espacio regional.
A partir del trabajo teórico basado en la geometría aplicada al análisis del espacio, se intentó la
construcción de metodologías de análisis regional de validez universal donde el dominio del hecho, interpretado por la geometría, sólo admitía generalizaciones empíricas en las que la pretendida falsabilidad poperiana no se concretaba en términos de práctica. El esfuerzo de interpretar la realidad a través de la construcción de modelos encontró serias dificultades. La confusión entre el procedimiento de la construcción del modelo (medio matemático de producción) y el contenido concreto (desarrollo del contenido conceptual) de los mismos, se había instalado.