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Por diversas y complejas coyunturas político-jurídicas experimentadas en nuestro país, la
identidad de la educación ciudadana siempre ha recibido de manera directa o indirecta el
impacto de los procesos de organización del Estado, de los quiebres constitucionales, de las crisis que sufre hacia adentro de sus estructuras institucionales, como también por la
búsqueda de respuestas sobre su sentido, sobre qué contenidos enseñar, a quiénes y cómo, para ir afianzando un proceso de enseñanza y aprendizaje específico. Estos últimos son algunos de los interrogantes en los que insiste una ciudadanía crítica, activa y
emancipadora, en un contexto de búsqueda de consolidación del sistema democrático
argentino, en su comunidad latinoamericana y en un mundo global.
Hoy, la educación ciudadana ha logrado tener su propio espacio en los diseños curriculares.
Su origen, historia, cambios y continuidades pedagógicas, exige al docente posicionarse
políticamente en la educación del siglo XXI y actualizarse de forma permanente. Este
marco despierta en el docente su inteligencia creadora en etapas de construcción de los
materiales para la enseñanza de la ciudadanía. El educador ha comenzado a buscar cómo lograr mayor autonomía de la enseñanza de la Historia y de la Geografía.
En los últimos tiempos, a los desequilibrios de la formación docente inicial y continua de
educación ciudadana, de sus saberes, de las estrategias de enseñanza que el docente diseña para despertar el interés de aprendizaje de los alumnos, se agrega la crisis natural que viven hacia adentro, cada uno de estos sujetos adolescentes. Además, todo este proceso complejo se ve alterado permanentemente por el contexto sociocultural en el que crecemos y nos desarrollamos todos, como personas y como ciudadanos.
Un problema esencial para el proceso de enseñanza y aprendizaje es la comunicación entre el docente y los alumnos, la que se ve interrumpida de manera planificada dentro del sistema capitalista. El mercado, los avances tecnológicos aplicados permanentemente para y por los medios de comunicación, pasan a añadirse al cuerpo y a la vida del joven. De esta manera, el abismo que separa a las distintas generaciones cada vez es más amplio. Hoy el sujeto de aprendizaje de ciudadanía es activo en el mercado de consumo, es comunicativo a través de diversas redes sociales, está informado pero desinformado debido a la falta de herramientas para acceder al contenido de las mismas y poder comprenderlas. Hoy el docente, con aciertos y con errores, busca reparar el vínculo pedagógico, se moviliza, revisa y reconstruye la educación ciudadana en este vertiginoso contexto sociocultural global actual que lo desafía todo el tiempo. |
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