Resumen:
Es un dato conocido que la enseñanza de las ciencias sociales en general y el de la historia en particular, siguen teniendo un sesgo fuertemente academicista, tanto si se piensa desde los enfoques historiográficos más tradicionales como desde los enfoques renovados y críticos. Esta dificultad de renovar la enseñanza de la historia puede tener varias causas y explicaciones posibles, sin embargo, entiendo, que la escasa formación didáctica en los profesorados como la persistencia de planes de estudios de neto corte disciplinar, pueden ser dos razones, entre otras, por las que debería pensarse el problema de la enseñanza de la historia (Jara y Funes, 2016).
En las escuelas medias, al menos de la Ciudad de Neuquén capital, abundan programas cuyo principal criterio de selección de contenidos sigue siendo el disciplinar, en los que la cronología mayoritariamente es la que se toma en consideración para realizar las periodizaciones y organizar los contenidos escolares por año de estudio y no en procesos históricos centrados en problemas que inviten a pensar y construir otras periodizaciones. Una ligera revisión por los programas de las escuelas medias neuquinas lo demuestra. En 1° año se abordan las culturas antiguas, en 2° año historia de Europa y proceso de colonización abordando también las culturas originarias en América pre-colombina, 3° año historia argentina desde Revolución de Mayo hasta la conformación del Estado Nación a fines del s. XIX. Ya en el ciclo superior – 4° y 5° año de la escuela secundaria- los programas están supeditados a la carga horaria y modalidad de estudio que las diversas instituciones educativas de la provincia ofrecen para la formación escolar.
Desde la perspectiva didáctica se sigue observando una metodología basada en la exposición del docente en la que el estudiantado es un mero espectador y la repetición de una serie de datos memorísticos se establecen como requisitos para la evaluación y acreditación de la asignatura.