La persistencia de los hogares pastoriles de zonas áridas y semiáridas se encuentra ligada a crisis sociales y ambientales que ponen en riesgo la sustentabilidad de la vida. En los secanos de Patagonia Norte los hogares rurales sustentan su economía y alimentación principalmente en la cría de animales extensiva basada en pastizales naturales. Desde su establecimiento, aproximadamente 150 años atrás, estos hogares pastoriles han afrontado sequías, caída de cenizas volcánicas, degradación del pastizal, fluctuaciones del precio internacional de la lana, cambios en el precio relativo de los insumos y productos de consumo. El impacto de estos procesos se ha visto agravado por el aislamiento de los hogares y sus dificultades para acceder a centros de educación formal, de salud, de mercadeo y a la telecomunicación. Situaciones de (poli)crisis en las que la agrobiodiversidad, las relaciones sociales y otros atributos de los sistemas socio-ecológicos de sustento rural pueden ser elementos claves para afrontarlas.
En este contexto, nuestro objetivo fue evaluar la resiliencia y la adaptabilidad de hogares pastoriles frente a las sequías recurrentes y a la caída de cenizas volcánicas en las últimas décadas en zonas áridas y semiáridas de Patagonia Norte. El área de estudio fue en la provincia de Río Negro, en parajes asociados a los comisionados de fomento de Villa Llanquín (Villa Llanquín y Arroyo Chacay) y Paso Flores (Cerro Alto, Corralito, Panquehuau, Coquelén y Melicó), que representan dos situaciones contrastantes en términos de accesibilidad y proximidad a centros urbanos y turísticos. Luego de una etapa de análisis de la información preexistente, histórica y reciente, de sucesivas rondas de consulta con informantes clave, mapeos participativos y talleres de discusión con la comunidad, diseñamos y realizamos entrevistas semiestructuradas a 37 hogares diferentes, en las temporadas 2018-2019 y 2021-2022.
La resiliencia y la adaptabilidad de los sistemas socio-ecológicos de sustento rural fueron abordadas desde: (1) la dinámica de las existencias ganaderas, que representan más del 90% de los ingresos de los hogares pastoriles según fuentes preexistentes para la región; (2) las estrategias adaptativas de los hogares, con énfasis en las acciones llevadas a cabo durante y posteriormente a la caída de cenizas volcánicas del 2011; y (3) la diversidad y redundancia alimentaria y nutricional, que representan los pilares de la resiliencia alimentaria. Las metodologías aplicadas fueron las siguientes:
1- Resiliencia ganadera: mediante el análisis de fuentes disponibles, reconstruimos la dinámica de las existencias ganaderas dentro de la trayectoria histórica de los últimos 150 años en Patagonia Norte. Mediante encuestas a los hogares, hicimos foco en estas dinámicas a nivel de las unidades domésticas en las últimas dos décadas, teniendo en cuenta factores como la conectividad (telefonía), accesibilidad (caminos, distancias), superficie de campo (ha), organización social (formales e informales) y género de las personas del hogar. El tamaño del rodeo y su composición especifica fueron propuestos como indicadores de prosperidad y adaptación en un contexto en el cual la ganadería representa el principal medio de vida de los hogares pastoriles.
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2- Estrategias adaptativas de resiliencia: caracterizamos las unidades domésticas de acuerdo a características conspicuas de su estructura y a sus respuestas funcionales frente a la caída de ceniza volcánica y a la sequía. Realizamos una tipología estructural y luego una de respuesta funcional a través de un análisis de arquetipos. Evaluamos el grado de asociación entre las características estructurales, las respuestas funcionales y las estrategias adaptativas, considerando el papel de la diversificación productiva y la organización social en la resiliencia frente a los disturbios ambientales.
3- Diversidad alimentaria y resiliencia: caracterizamos la diversidad y redundancia alimentaria de los hogares mediante una guía propuesta por la FAO, y consideramos el aporte de la agrobiodiversidad, las diferencias alimentarias relativas al acceso al mercado y los atributos de las unidades domésticas (composición, del hogar, fuente de ingresos económicos, tipos de producciones), y la influencia de la ceniza volcánica y la sequía. Realizamos un análisis de correspondencias múltiples y un agrupamiento jerárquico para identificar grupos relativamente homogéneos que caractericen tipos de dieta, y se analizaron las características de los hogares que exhibían diferentes patrones alimentarios.
Los hogares entrevistados disminuyeron en un 50% sus existencias ganaderas (UGO) en promedio, inmediatamente después del impacto de la ceniza volcánica. Siete años después, el 43% de los hogares entrevistados recuperó su ganado. Tamaños de rodeo pequeños (<140 UGO) y medianos-grandes (336-612 UGO), una alta conectividad física, virtual y social, y la participación de las mujeres en la toma de decisiones relacionadas con el ganado, se asociaron positivamente con una mayor resiliencia. La mayoría de los hogares que mostraron dinámicas ganaderas más resistentes o con mayor recuperación, contaron con ingresos extra-prediales. A nivel de unidad doméstica, entre quienes persistieron en el territorio entre el 2011 al 2019 identificamos cuatro arquetipos desde el punto de vista estructural que condicionaron (pero no determinaron) las respuestas funcionales (pasiva, conservadora, reactiva y anticipatoria) y las estrategias de adaptación predefinidas (tolerancia, resistencia, transformación, evitación, diversificación y tejido de redes sociales). Respecto a la resiliencia alimentaria, registramos 237 Ítems Alimentarios (IA) de consumo habitual (D_hab). Más del 97% de los hogares consumió habitualmente 9/12 Grupos Alimentarios (GA), excepto Pescados, Legumbres y Lácteos. No encontramos redundancia en el GA Huevos. Encontramos cuatro tipos de dietas de los hogares en relación a la riqueza de los GA de la D_hab. El puntaje promedio de diversidad dietaria fue 5,7 y 8,2 para el tercil más bajo y alto, respectivamente. El 56% de los IA provino de la estepa (recolección, caza, pesca, autoproducción o producción local), con aportes en todos los GA. Tras la ceniza, el 53% de los hogares cambió su dieta reduciendo su consumo de carne, vegetales y miel.
Los hogares pastoriles vienen soportando un estrés crónico, de manera prolongada, resultado de múltiples crisis. Los hogares entrevistados, y que consideramos representativos de la diversidad socioeconómica cultural local, mostraron capacidad de resiliencia y adaptación frente a la sequía y a la ceniza. Asimismo, fue notable la heterogeneidad de respuestas de adaptación y capacidad de resiliencia encontrada entre las unidades familiares.
The persistence of pastoral households in arid and semi-arid areas is linked to social and environmental crises that jeopardize the sustainability of life. In the drylands of Northern Patagonia, rural households sustain their livelihoods and food security mainly through extensive animal husbandry based on natural grasslands. Since their establishment in the region 150 years ago, these pastoral households have faced droughts, volcanic ash falls, grassland degradation, international fluctuations in wool prices, changes in the relative prices of inputs and consumer products. The impact of these processes has been exacerbated by the isolation of households and their difficulties in accessing formal education centers, healthcare facilities, markets, and telecommunication. Agrobiodiversity, social networks, and the characteristics of their rural livelihood systems can be crucial to deal with such (poly)crises.
Our goal was to assess the resilience and adaptability of pastoral households facing recurrent droughts and volcanic ashfalls over the past decades in arid and semi-arid areas of Northern Patagonia. The study area was located in the province of Río Negro, in the areas of Villa Llanquín (Villa Llanquín and Arroyo Chacay) and Paso Flores (Cerro Alto, Corralito, Panquehuau, Coquelén, and Melicó), which represent two contrasting situations in terms of accessibility and proximity to urban and touristic centers. Following an initial analysis of pre-existing historical and recent information, successive rounds of consultation with key informants, participatory mappings, and community discussion workshops, we designed and conducted semi-structured interviews with 37 different households during the 2018-2019 and 2021-2022 seasons.
The resilience and adaptability of socio-ecological systems supporting rural livelihoods were addressed through: (1) the dynamics of livestock holdings, which represent over 90% of pastoral household incomes according to pre-existing sources for the region; (2) household adaptive strategies, focusing on actions taken during and after the 2011 volcanic ashfall; and (3) food and nutritional diversity and redundancy, the pillars of food resilience. The main methods applied were as follows:
1. Livestock resilience: Through the analysis of available sources, we reconstructed the dynamics of the livestock population within the historical trajectory of the last 150 years in Northern Patagonia. Through household surveys, we focused on these dynamics at the level of domestic units over the past two decades, considering factors such as connectivity (telephony, internet), accessibility (roads, distances), land area (ha), social organization (formal and informal networks), and gender of household decision-maker(s). The size and specific composition of the livestock herd were proposed as indicators of prosperity and adaptation in a context where livestock represents the primary livelihood of pastoral households.
2. Adaptive resilience strategies: We characterized domestic units based on conspicuous structural features and their functional responses to volcanic ashfall and drought. We established a structural typology followed by a functional one through archetype analysis. We evaluated the degree of association between structural characteristics, functional responses, and adaptive strategies, considering the role of productive diversification and social organization in their resilience to environmental disturbances.
3. Food diversity and resilience: We characterized the diversity and redundancy of food items consumed by households following FAO guidelines, considering the contribution of agrobiodiversity, dietary differences related to market access, and to the characteristics of the domestic units (composition, household income sources, types of production), along with the influence of the ashfall and the droughts. Multiple correspondence analysis and hierarchical clustering were conducted to identify relatively homogeneous groups characterizing dietary patterns, and household characteristics showing different dietary patterns were analyzed.
The households interviewed reduced their livestock holdings (SLU) by an average of 50% immediately after the impact of the volcanic ashfall. Seven years later, 43% of the households recovered their livestock. Small-sized herds (<140 SLU) and medium-large herds (336-612 SLU), high physical, virtual, and social connectivity, and women's involvement in livestock-related decision-making were positively associated with greater resilience, measured as the recovery of livestock numbers. Most households that exhibited resilient livestock dynamics had access to off-farm incomes. At the household level, among those who remained in the area from 2011 to 2019, we identified four structural archetypes that conditioned (but did not determine) functional responses (passive, conservative, reactive, and anticipatory) and followed predefined adaptation strategies (tolerance, resistance, transformation, avoidance, diversification, and tissuing social networks). Regarding food resilience, we recorded 237 habitual food items (HFI). Over 97% of households habitually consumed 9/12 food groups (HFG), except for Fish, Legumes, and Dairy. There was no redundancy found in the Egg HFG. We identified four household diet types based on the richness of HFG. The average dietary diversity score was 5.7 and 8.2 for the lowest and highest terciles, respectively. The 56% of HFI came from the steppe region (collection, hunting, fishing, self-production, or local production), contributing to all HFGs. After the ashfall, 53% of households changed their diet, specially reducing their consumption of meat, vegetables, and honey.
Pastoral households in North Patagonia have been enduring chronic, prolonged stress resulting from multiple crises. The interviewed households, which we considered representative of the local socio-economic and cultural diversity, demonstrated resilience and adaptation capacity in the face of drought and ashfall. Likewise, there was notable heterogeneity in adaptation responses and resilience capacity among family units.