Resumen:
Con el presente escrito nos proponemos dar a conocer el Proyecto de Extensión “Educación y psicología a través de la mirada cinematográfica”, perteneciente a la Facultad de Ciencias de la Educación (FaCE), Universidad Nacional del Comahue (UNCo), Patagonia Argentina. Dicho proyecto, se encuentra en desarrollo, y su objetivo general es: ofrecer a la comunidad del Alto Valle en general, y las personas interesadas en la Psicología y la Educación en particular, un espacio de experiencia cinematográfica para la reflexión y la formación. El mismo tuvo su inicio en febrero del 2015, con la puesta en marcha del Ciclo de Cine Ojo Proyector: un espacio de proyección y análisis de películas vinculadas con los campos de la Educación y/o la Psicología (los dos ejes disciplinares que sostienen la FaCE), acompañado de una instancia de reflexión conjunta (cine-debate o cine-foro). La propuesta se complementa, a su vez, con la realización de dos actividades de formación, bajo la forma de seminario-taller, donde se ofrece a lxs espectadorxs herramientas teórico-conceptuales para pensar y analizar las imágenes y las producciones audiovisuales. El proyecto concluirá con la realización de las Jornadas de Educación, Psicología y Cine: Multiplicidad de experiencias y mirada, a fines de octubre del presente año. El propósito de estas Jornadas es doble: por un lado, difundir la experiencia transitada durante el desarrollo del Ciclo de Cine; y por otro lado, establecer un espacio interdisciplinar de reflexión y diálogo sobre los temas que integran la agenda de la Psicología y la Educación, vinculándolos con el campo Audiovisual, con especial énfasis en el Cine.
La elección del cine como soporte para pensar la realidad educativa y la dimensión psicológica del ser humano, se fundamenta principalmente en dos aspectos. Por un lado, el lenguaje cinematográfico es una potente herramienta para ofrecer y producir miradas sobre el mundo que habitamos, y por ello también la importancia de la reflexión en torno al mismo. Por otro lado, a diferencia de otros dispositivos tecnológicos, el cine nos propone una particular experiencia de visionado: cuando vamos al cine aceptamos ver una película que no podemos detener, en un espacio creado únicamente para mirar y escuchar, rodeado de otras personas.
El cine es un arte impuro, es el plus-un de las otras seis artes (pintura, escultura, arquitectura, música, danza y poesía -o literatura-), que las amalgama y a su vez las sustrae (Badiou, 2009), y por ello contiene inagotables recursos que nos ofrecen una situación única para promover la reflexión crítica en torno a las diversas temáticas que nos interpelan en el actual contexto histórico. El cine también nos ofrece una experiencia íntima y compartida a la vez, un ver con otrxs que reclama un tiempo otro y particular atención. En ese “ver con otrxs”, dice Quintana (en Quintana y Dussel, 2012) es donde puede tener lugar el acontecimiento, la diferencia. Según, Rancière (2010) la emancipación es posible cuando se cuestionar la oposición entre mirar y actuar, ya que el espectador nunca es pasivo, sino que observa, selecciona, comprar e interpreta.